REALIDAD
Me levanté, esa mañana 12 de agosto, muy convencida, entusiasmada y decidida a dejar esa cama tan acogedora, a esas cobijas calientes y ese espacio en el cual reposa mi cuerpo y vuela mi mente a través de los sueños.
Antes de dirigirme a la universidad, tenía pendiente hacerme un exámen médico en la clínica Pontificia Bolivariana.
La verdad siempre tenía un poco de susto, ya que soy una persona aliviada acostumbrada a estar siempre bien.
Con mis nervios y ansias entré al hospital, me dirigi por un pasillo iluminado, decorado con unas pinturas vivaces y uniformes, pero a pesar de ser así, no dejaba éste de ser frío e intimidante.
Solicite la orden para el exámen y me senté en la sala de espera con ganas de salir de éste y poder salir inmediatamente hacia la universidad para poder hacer lo que más me gusta, estudiar.
Saque entonces un libro; “Escribiendo historias, el arte y el oficio de narrar en el periodismo” de Juan José Hoyo, empece mi lectura queriendo concentrarme y olvidarme de aquel espacio, del olor y del frío en el cual me encontraba. Algo que si no pude prevenir, fue notar muchas miradas que se dirigían hacia mí, eran de muchas niñas adolescentes embarazadas, imposoble no notarlas.
Mirar sus caras de niñas, tiernas e inocentes, y sus cuerpos desarrollados, casi preparados para recibir a un nuevo ser.
Todas ellas tenian miedo, tenian nervios, pero tenian compañía, unas de sus madres, otras de un joven igual a ellas, con caras inocentes y mentalidades dudosas y expectantes.
Entré a una pieza, me hicieron el exámen, fue más bien rápido, salí tranquila y dispuesta a esperar el resultadoy poder después ir a la universidad, pero el momento que habia pasado y que aún veía, no dejaba de darme vueltas en la cabeza, en ese momento escuché una conversación.
-Tengo susto, ¿será niño o niña? – Quien sabe, lo que Dios quiera – Que sea niño para que juegue futbol contigo – no o que sea niña para que le puedas hacer unos peinados bien lindos.
Se veian tan niños, pero tan obligados a ser adultos…
Yo seguía leyendo, pero todas aquellas escenas e imágenes que percibí, dejaron gran mella en mí.
Recibí el resultado de mis exámenes, todo perfecto afortunadamente, ya era hora de irme, de dejar de ver aquellas caras ansiosas, de dejar de leer en aquellos ojos de adolescente cantidad de miedos e inseguridades.
Salí con mi madre por aquel pasillo frío, luego del hospital, donde el sol de la mañana recordó mi realidad.
Me senti feliz y satisfecha, pero me hice muchas preguntas.
¿por qué tanta desigualdad?, ¿por qué tan mala salud?, y ¿por qué no hay una buena educación para todos?...
IMAGEN:
sitio wb, visitado el 18 de agosto de 2009; 2:30 pm.
No hay comentarios:
Publicar un comentario