COPIANDO A BEETHOVEN
“La música es el lenguaje de Dios, las vibraciones en el aire son el aliento de Dios hablándole al alma a los hombres” esto le decía Ludwig Van Beethoven a Ana Holtz con una mirada serena, tranquila, clara y convincente, muy diferente a esas miradas que fluían de sus constantes rabias e inconformidades con su persona, sus condiciones físicas, sus pensamientos, su música y con los diferentes entornos y poderes que regían en Viena en el siglo XIX.
NECESITO A UN COPISTA
Una mañana Beethoven se encontraba en su casa como siempre, pensando, componiendo, tocando el piano, el violín y escribiendo, pero recordó que no tenía un copista que le diera sus opiniones, que le corrigiera lo malo y compusiera lo bueno. Por ello se ponía furioso y cambiaba de genio.
Pero en esos momentos Ana Holtz, joven de 23 años nerviosa pero decidida corría al encuentro con Beethoven como solución a su problema, ella quería ser su copista olvidando lo mal que la gente de Viena hablaba de él, no le importaba si era bravo, creído, hereje excomulgado, escéptico, egoísta y mal engreído. Ana quería ser una excelente compositora y trabajar con Beethoven seria una gran honra, pero la expresión de éste al verla cambió, pensaba y decía que una mujer no podía ser copista, o era muy raro ver algo así, decía que “es como ver a los perros cuando caminan en dos patas, cree uno que no pueden y apenas lo hacen sorprenden”. Ana olvidando lo escuchado insistió y al fin Beethoven la dejó trabajando mientras éste iba a tomarse unas copas con sus amigos.
Una mañana Beethoven se encontraba en su casa como siempre, pensando, componiendo, tocando el piano, el violín y escribiendo, pero recordó que no tenía un copista que le diera sus opiniones, que le corrigiera lo malo y compusiera lo bueno. Por ello se ponía furioso y cambiaba de genio.
Pero en esos momentos Ana Holtz, joven de 23 años nerviosa pero decidida corría al encuentro con Beethoven como solución a su problema, ella quería ser su copista olvidando lo mal que la gente de Viena hablaba de él, no le importaba si era bravo, creído, hereje excomulgado, escéptico, egoísta y mal engreído. Ana quería ser una excelente compositora y trabajar con Beethoven seria una gran honra, pero la expresión de éste al verla cambió, pensaba y decía que una mujer no podía ser copista, o era muy raro ver algo así, decía que “es como ver a los perros cuando caminan en dos patas, cree uno que no pueden y apenas lo hacen sorprenden”. Ana olvidando lo escuchado insistió y al fin Beethoven la dejó trabajando mientras éste iba a tomarse unas copas con sus amigos.
COPIAR CON BEETHOVEN
Ana empieza emocionada y dedicada su trabajo, asea la casa de Beethoven con el fin de concentrarse y no temer encontrarse animalejos. La lucha ha empezado, el tintero, el pergamino y la pluma se encuentran decididos, su mano se desliza sin sondeos y apenas encuentra errores los corrige con convencimiento.
Beethoven mientras tanto camina por el bosque, medita sentado, acaricia una flor, recoge pensamientos, se encanta con el viento, transforma vibraciones, observa creaciones y compone movimientos. Luego llega a su casa se encuentra con Ana, busca su rutina y demuestra su ego, sus palabras se desprenden hiriéndola, se baña y sus vecinos enfurecen, todo parece sorprender a Ana, todo parece turbarla, pero ella sigue olvidando los malos ratos y recordando los buenos, como cuando Beethoven le expresa sus pensamientos y su estrategia para componer y hacer música, “la clave es el silencio, cuando podía escuchar no sentía lo que ahora siento, mi cabeza contiene infinidad de sonidos, con el silencio descubro vibraciones, ilusiones y eso es verdaderamente lo que vale”.
EL DÍA ESPERADO
Había llegado el día en el cual el teatro se engalanaba y era visitado por señoras y señoritas hermosas, elegantes condes y señores, altos funcionarios del poder, representantes de la religión, es decir, todo Viena.
Los presentes estaban listos, los músicos también, se vivía una llamativa curiosidad y expectativa, pero Beethoven aún no estaba listo, se sentía incapaz de dirigir su orquesta, un miedo se apoderaba de él y su sordera lo entristecía, pero Ana comprometida decide apoyarlo y ayudarlo, entonces Beethoven se luce, Ana también, la novena sinfonía ha triunfado ha hecho poner los pelos de punta a los espectadores, ha movido corazones ha hecho saltar almas y provocado miles de emociones.
Beethoven se siente pleno y Ana aún más, el trabajo hecho valió la pena, todo se ha colmado de alegría y de júbilo, las felicitaciones y halagos rodean a Beethoven y éste no cabe en la felicidad.
Ana empieza emocionada y dedicada su trabajo, asea la casa de Beethoven con el fin de concentrarse y no temer encontrarse animalejos. La lucha ha empezado, el tintero, el pergamino y la pluma se encuentran decididos, su mano se desliza sin sondeos y apenas encuentra errores los corrige con convencimiento.
Beethoven mientras tanto camina por el bosque, medita sentado, acaricia una flor, recoge pensamientos, se encanta con el viento, transforma vibraciones, observa creaciones y compone movimientos. Luego llega a su casa se encuentra con Ana, busca su rutina y demuestra su ego, sus palabras se desprenden hiriéndola, se baña y sus vecinos enfurecen, todo parece sorprender a Ana, todo parece turbarla, pero ella sigue olvidando los malos ratos y recordando los buenos, como cuando Beethoven le expresa sus pensamientos y su estrategia para componer y hacer música, “la clave es el silencio, cuando podía escuchar no sentía lo que ahora siento, mi cabeza contiene infinidad de sonidos, con el silencio descubro vibraciones, ilusiones y eso es verdaderamente lo que vale”.
EL DÍA ESPERADO
Había llegado el día en el cual el teatro se engalanaba y era visitado por señoras y señoritas hermosas, elegantes condes y señores, altos funcionarios del poder, representantes de la religión, es decir, todo Viena.
Los presentes estaban listos, los músicos también, se vivía una llamativa curiosidad y expectativa, pero Beethoven aún no estaba listo, se sentía incapaz de dirigir su orquesta, un miedo se apoderaba de él y su sordera lo entristecía, pero Ana comprometida decide apoyarlo y ayudarlo, entonces Beethoven se luce, Ana también, la novena sinfonía ha triunfado ha hecho poner los pelos de punta a los espectadores, ha movido corazones ha hecho saltar almas y provocado miles de emociones.
Beethoven se siente pleno y Ana aún más, el trabajo hecho valió la pena, todo se ha colmado de alegría y de júbilo, las felicitaciones y halagos rodean a Beethoven y éste no cabe en la felicidad.
LOS DÍAS SIGUIENTES
Al pasar del tiempo Ana seguía copiándole a Beethoven y éste seguía componiendo, habían días buenos, otros no tanto.
Discutían pero olvidaban.
Beethoven ha embelesado a Ana con sus conocimientos y Ana seguía contemplando y aprendiendo se ese viejo tan escéptico, se entendían y Ana ya se había acostumbrado a él por completo, pero un día Beethoven el gran Beethoven enfermó y Ana lo cuidó, al tiempo Beethoven murió y Ana entristeció, éste partió y Ana también, ella fue libre, como el siempre lo fue.
“Cuando se escribe también se teje, se teme empezar, pero se siente bien seguir y admirar lo hecho, cuando se termina se siente satisfecho. Así es la composición con la música, se empieza, se admira, se concluye y luego se exhibe orgullosa, con la diferencia de que con ésta no se siguen parámetros ni normas sólo se abstraen percepciones, visiones y sensaciones que luego se transforman en agradables canciones”.
Lina María Zapata Vélez.
IMAGEN DE:http://musica.rompecadenas.com.ar/upload/iblock/bf0/bf02f9dbf6b644b5f3933c121f66a37c.jpg
visitada el día 20 de octubre de 2009
Al pasar del tiempo Ana seguía copiándole a Beethoven y éste seguía componiendo, habían días buenos, otros no tanto.
Discutían pero olvidaban.
Beethoven ha embelesado a Ana con sus conocimientos y Ana seguía contemplando y aprendiendo se ese viejo tan escéptico, se entendían y Ana ya se había acostumbrado a él por completo, pero un día Beethoven el gran Beethoven enfermó y Ana lo cuidó, al tiempo Beethoven murió y Ana entristeció, éste partió y Ana también, ella fue libre, como el siempre lo fue.
“Cuando se escribe también se teje, se teme empezar, pero se siente bien seguir y admirar lo hecho, cuando se termina se siente satisfecho. Así es la composición con la música, se empieza, se admira, se concluye y luego se exhibe orgullosa, con la diferencia de que con ésta no se siguen parámetros ni normas sólo se abstraen percepciones, visiones y sensaciones que luego se transforman en agradables canciones”.
Lina María Zapata Vélez.
IMAGEN DE:http://musica.rompecadenas.com.ar/upload/iblock/bf0/bf02f9dbf6b644b5f3933c121f66a37c.jpg
visitada el día 20 de octubre de 2009
1 comentario:
Es un texto bastante completo.
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